El día 21 de marzo de 2020 recibimos uno de los golpes más duros de nuestra vida. Una llamada de teléfono rompió mi corazón, el de nuestra familia y el de tantos amigos en mil pedazos. No hay palabras para describir el inmenso dolor y la tristeza que sentí, que sentimos. Siempre es una tragedia perder a un hombre tan grande y excepcional, pero más terrible es hacerlo en estas circunstancias. Nuestro padre se ha ido de manera inesperada, sin poder decirle todo lo que le queremos, sin poder despedirnos.
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